martes, 1 de abril de 2008

Guillermo J. Herzel

Fuego en Casa de Amaranto


Fue difícil el rumbo
sobre el lomo filoso de la cordillera.
Vientos remotos y obstinados
se enfrentaron ese día
en una extraña reyerta sin testigos.
Aullaban, armados con las espadas mortales
de lejanos ventisqueros,
con toda la lluvia que pudieron reclutar en tanta agua
y en la húmeda grisura de ese
cielo
amenazante
que insistía en mostrarnos
cómo se le pelea a la vida
desde la inocencia frágil y pequeñita de un rancho.


Esa tarde,
cuando el invierno se adelantó
a descolgar los primeros hielos
sobre la fragilidad de los techos,
descubrimos el abrigo
de la sangre antigua de los Aigo,
el calor infinito de los abrazos
y el fogón
y las tortas fritas
y el mate.

Esa tarde,
cuando el amor disimuló vendavales
fuimos bienvenidos
y nos condecoraron hermanos.


Guatraché - La Pampa - Argentina
Contacto: gejota@guatrache.com.ar

1 comentario:

Simón Esain dijo...

La gran poesía del querido Guillermo.