Desde el año 1856, cuando se creó el “Fuerte Constitucional” o Villa Mercedes, se empezaron a conocer y usar en algunas ocasiones, otros pasos existentes más al sur, tales como “El Paso del Lechuzo”, “Las Arganas” y “Lomitas”.
Entre los más conocidos por las fuerzas militares de Lucio V. Mansilla en su excursión a los indios ranqueles esta “El Paso del Lechuzo””, cuya sola mención portaba un caudal de misterios y temores secretos.
Cuenta la historia, que ya en las penosas caravanas, o accidentadas travesías en diligencia y volantas, al tocarse el tema del indio, y acortarse distancia hacia la línea del Río Quinto (el último río, de los cuatro que atraviesan la provincia de Córdoba, y situado bien al sur de la misma), llegaban irremediablemente los múltiples y legendarios relatos de sangrientas emboscadas indias en el sombrío Paso del Lechuzo.
¿Quién no tenía un amigo o conocido que alguna vez se salvó milagrosamente de una de ellas?
Se decía que al llegar al enigmático, sombrío y aterrador Paso cerrado por altos caldenes y quebrados chañares, se escuchaban silbidos y quejidos de mujer.
Algunos decían que eran las ánimas de los cristianos degollados por los indios; otros que eran los indios asesinados por los cristianos.
Por las noches, se aparecía al viajero, una mujer vestida de blanco, sentada junto a la barranca… Las cabalgaduras se empacaban y era inútil azuzarlas o darle rebenque, sólo iniciaban el trote, cuando la aparecida se esfumaba tras una densa neblina blanca..
Decían que no era una cristiana, sino una india que lloraba por los hijos que los mató el cristiano en el lugar
Entre los más conocidos por las fuerzas militares de Lucio V. Mansilla en su excursión a los indios ranqueles esta “El Paso del Lechuzo””, cuya sola mención portaba un caudal de misterios y temores secretos.
Cuenta la historia, que ya en las penosas caravanas, o accidentadas travesías en diligencia y volantas, al tocarse el tema del indio, y acortarse distancia hacia la línea del Río Quinto (el último río, de los cuatro que atraviesan la provincia de Córdoba, y situado bien al sur de la misma), llegaban irremediablemente los múltiples y legendarios relatos de sangrientas emboscadas indias en el sombrío Paso del Lechuzo.
¿Quién no tenía un amigo o conocido que alguna vez se salvó milagrosamente de una de ellas?
Se decía que al llegar al enigmático, sombrío y aterrador Paso cerrado por altos caldenes y quebrados chañares, se escuchaban silbidos y quejidos de mujer.
Algunos decían que eran las ánimas de los cristianos degollados por los indios; otros que eran los indios asesinados por los cristianos.
Por las noches, se aparecía al viajero, una mujer vestida de blanco, sentada junto a la barranca… Las cabalgaduras se empacaban y era inútil azuzarlas o darle rebenque, sólo iniciaban el trote, cuando la aparecida se esfumaba tras una densa neblina blanca..
Decían que no era una cristiana, sino una india que lloraba por los hijos que los mató el cristiano en el lugar
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