Niña ténue, niña toda vestida de luna
niña me ata la mirada al cielo.
"Aire" - Rogelio Grillo
Nahuel1 se encontraba metido en un pozo de zorro. Estaba parado con las piernas abiertas dentro del socavón. Tenía los pies y los tobillos congelados. Sentía frío, hambre, sueño, y la vejiga inflamada por el mate cocido de la madrugada. Orinó sobre la sedienta tierra arenosa.
-¿Qué hacés, mapuche? - Preguntó “el Chapa”, su compañero del 7° Regimiento de Infantería.
-No daba más, Chapa... perdoname...
-¡Andá, qué suerte que tenés, indio porrudo! ¡Por lo menos vos te la encontrás! Contestó su compañero mientras escudriñaba el mar desde la rendija dejada por las chapas con redes y turba que ocultaban la trinchera. Estaba aterido, con ojeras azules y los labios agrietados por el blanco viento helado.
-Sí… medio indio. Pero los colores del pueblo mapuche ahora están siempre al lado de la celeste y blanca… ¡¿Y vos que te llamás Kulvietis?! ¡Ni sabés de dónde vino tu abuelo! ¿Lituania? ¡Ni figura en el mapa!
-¿Y el Sergio? ¡Ese está jodido! ¡Bannon de apellido y abajo del uniforme tiene la camiseta del Diego! ¡Encima está esperando a uno de los piratas - quizás con su mismo nombre - para cagarse a tiros! ¡Por lo menos que le toque un gurka!
-¿Y el Tuku?2 ¡Mi hermano guaraní! Ayer cuando empezaron los cañonazos se paró con su grito de sapukái:
-¡Principito ladrón! ¡Vení que te espera un correntino! ¡Devolvé mi Malvina´ porá!
-¡La puta, qué frío que hace!
* * * * *
-¡¡Los Jarrier, carajo, los Jarrier!! ¡¡Despertarse, soldado!! ¡¡Sargento, las baterías antiaéreas!!
¡¡Vamos, mierda, vamos!! ¡¡Los Jarrier!! ¡¡Carguen y disparen!! ¡¡Arriba, cabo!!
Los Sea Harriers pasaron rasantes a tal velocidad que ni siquiera los vieron, solamente los oyeron cuando ya estaban a varios kilómetros de distancia. Atacaron algo que explotó; pero ellos nunca supieron cuál blanco fue destruido, ni cuántos compatriotas murieron. A los cinco minutos solamente las gaviotas alocadas chillaban de avidez en medio de un silencio sepulcral.
-¡Presente, mi cabo! - se escuchó desde una trinchera. -¿No hay mate cocido, mi cabo?
-¡Ni mate ni galleta carajo, aguante como un macho! ¿O quiere que nos descubran por el humo?
* * * * *
1Nahuel // Nahel: Tigre.
2 Tuku: Langosta - (Sobrenombre guaraní por “come mucho” como la langosta).
Pasaban los días y Nahuel sentía calambres y lacerantes dolores en las pantorrillas y los pies por tenerlos mojados y estar parado durante horas en la misma posición. Sufría languidez en el estómago por falta de comida y un vacío en los intestinos debido al natural temor humano ante los reiterados bombardeos de los barcos ingleses. Además una desazón en su razonamiento le impedía comprender cuál era el plan de batalla, qué general los dirigía, con qué armas se defenderían cuando el enemigo desembarcara y su duda más grande: ¿Por qué algunos coroneles o capitanes siempre tenían cigarrillos y parecía que nunca sufrían hambre? ¿Conocerían realmente el frío?
Tomó una decisión. Levantó el techo camuflado de la trinchera y le dijo a su compañero:
-Ahora vuelvo, Chapa...
-Cuidate, Negro...
Nahuel salió arrastrándose unos cuantos metros. Los que lo vieron pensaron que iba a defecar entre la mata de pajonales, pero el mestizo siguió avanzando como una lagartija. Al alejarse del campamento pudo erguir su cuerpo y seguir corriendo entre agachado y parado, o arrojarse al suelo algunos minutos para continuar a la carrera nuevamente. Su meta era un galpón de chapas grises que se divisaba no muy lejos. Al acercarse observó la casa de familia que estaba oculta por el depósito. El silencio lo asustó, pero al erguirse bien parado y atisbar, logró ver un rebaño de ovejas cuidado por un hombre y sus perros, sobre una lomada distante.
Oyó un cacareo de gallinas dentro del cobertizo y la saliva le inundó la boca. Abrió la puerta con sumo cuidado y se alegró cuando no escuchó ningún chirrido que lo delatara. Dentro del galpón lo primero que sintió fue la tibieza, la falta de viento y frío. Acostumbró su vista a las tinieblas y distinguió algunas cajas, pasto seco, pilas de turba, enseres agrícolas, y el alboroto cada vez más nítido de las aves. Habría diez gallinas dentro de un cerco y un gallo en un jaulón. Dejó caer el fusil, se quitó la campera, y entró sigilosamente en el gallinero aunque no pudo evitar el vocinglerío de las coloradas. Recogió tres o cuatro huevos frescos, salió, cerró, y se tiró en medio de un rincón. En un segundo los había cascado como le enseñó su abuela Mailén3 y los fue sorbiendo con placer. Se sintió muchísimo mejor y fue olvidando, poco a poco, en qué lugar se encontraba. Ingresando en una duermevela bienhechora escuchaba a su amada vieja india, contándole secretos mapuches, historias de los ancestros, leyendas de batallas anteriores a la Conquista del Desierto, sortilegios que únicamente lograba Quintuqueo,4 la Machi5 de su tribu, golpeando su cultrún6. Historias de su padre hablando con orgullo de su abuelo, de sus habilidades camperas, de lazos de cuero crudo... de tantos potros domados...
3Mailén // Mailen: Jovencita, niña, doncella.
4Quintuqueo // Kintuqueo: (Machi) Mujer que busca sabiduría, mujer con experiencia, dotada del don del saber, de las palabras del buen consejo y de la perfección.
5Machi: Mujer poseedora del conocimiento científico para relacionar las distintas “fuerzas” que le permiten mantener sana física y espiritualmente a las comunidades como a todos
los mapuches en general. Chamán. Curandera. Intermediaria entre la gente y el mundo de los espíritus.
6Cultrún // Kultrun: Instrumento musical membranófono. Su caja de resonancia se fabrica tradicionalmente de madera de canelo o de laurel, árboles sagrados de los Mapuches. El parche puede ser de cuero de potro, guanaco u oveja. La Machi “mete su canto” en el Kultrun, hacia el interior de la caja antes de tensar el parche, para dejar parte de su alma en él. Introduce además pequeños objetos sagrados (piedras, plumas, hierbas medicinales), que al sacudirlos suenan como si se tratara de una sonaja. Sobre el parche se dibujan diferentes símbolos que representan el Universo Mapuche.
De pronto despertó sobresaltado. Una adolescente estaba parada frente a sus pies mirándolo con los ojos desorbitados de terror. Nahuel se paró de un salto diciendo:
- ¡No, no! ¡No te asustes!
Levantó sus brazos bien altos y con cuidado señaló el fusil tirado en el piso. Juntó sus manos en señal de ruego y luego las abrió en cruz como diciendo: - No tengo culpas, no soy dueño del odio ni la guerra, estoy solo en medio de toda la metralla, tenía mucha hambre...
-Al verlo sin armas la muchacha rubia se fue calmando, relajando, y sus ojos azules fueron tomando las originales dimensiones de zafiros.
Juntó sus dedos de la mano derecha y los movió “¿Qué está haciendo aquí? Esta es mi casa...”
El hizo el mismo gesto pero acercó y alejó la mano de su boca. “¡Hambre! ¡Comida!”
Y entonces ocurrió un hecho prodigioso: tal vez la flecha de un maravilloso duende de nalgas regordetas; tal vez los recuerdos de su abuela convocando el ánima de la Machi, que invisible, cantando una impalpable letanía en dulces letras de Dungún,7 produjo la misma hechicería que antaño sufrió su tatarabuelo blanco en el Centro de Inmigrantes. La cuestión es que el mestizo observó un evento que le trastocó la mollera. Simplemente estaba parada delante de sus narices Mary Kent, hija de Jimmy Kent y Anna York, auténticos kelpers de las Falklands. Para colmo de males, cuando terminaron los gestos, la niña lo miró, apenas dibujó una sonrisa y le dijo:
-I´m Mary...
-Yo soy Nahuel Farías, argentino, hijo de gauchos y caciques mapuches. ¡Y esta también es mi Mapu!.
* * * * *
El bombardeo comenzó al día siguiente a la misma hora. Y en el mismo momento que concluyó, Nahuel abandonó la trinchera y llegó ansioso y agitado a encontrarse con Mary.
También en esta reunión el destino se hizo el tonto, dejó que los chicos se hablaran a los guiños, a las señas y de esta mezcolanza de letras y de muecas naciera un rescoldito. Sólo faltaba el amor para encenderse en fogata
El soldado a las dos horas abrió con cautela la puerta de zinc, le dio un beso a la niña en la mejilla y regresó corriendo agazapado.
* * * * *
El tercer día amaneció con un sol tan radiante como sólo brilla en la Argentina. Ni una nube en el cielo, apenas el ronco griterío de algún pájaro marino. Amainó un poco el viento por lo que calmó un tanto el frío, pero no cayó ninguna bomba: los ingleses seguro que estaban tramando alguna nueva maldad.
Nahuel cepilló sus dientes y se lavó la cara con agua helada de un recipiente.
7Dungún: El hombre blanco llama a la naturaleza y a todas sus cosas o partes de “un todo” como Cosmos, Mundo, o Universo. Para el Mapuche ese universo es Mapu: Territorio y Ché (Ce) es el hombre o gente que la habita. Y Mapu-Dvngun (Dungún) (Zugun) es el lenguaje que utiliza para comunicarse con el territorio, sus partes y los otros hombres.
Desprendió su campera, subió la tricota y se restregó el cuello y las axilas. Cerró el abrigo, bajó los pantalones hasta los muslos y tiritando se lavó la ingle y sus partes.
-¡Che, Negro! ¡Vení!
-¡¿Eh?! ¿Qué pasa?
-¿Adónde estás yendo vos todas las tardes? ¿Te crees que no me di cuenta?
-Chapa, por favor, ¡no me vas a delatar! Cuándo vuelva te cuento... apretame fuerte la mano... ¡Ojo, Chapa, que es un secreto! Es un secreto divino... ¡Es el ángel más dulce que he conocido en mi vida! ¡Y mirá en qué lugar la vengo a encontrar, hermanito! ¡Me la regalaron La Virgencita y Guenechén!8
* * * * *
Ya había comido dos huevos, y bebido un té caliente con unas galletas marrones. Estaba quieto, con los ojos cerrados, tirado sobre una manta y sosteniendo la mano de Mary sentada en cuclillas a su lado. De pronto, sintió un suave beso en su mejilla, otro en los párpados, en su oreja, en la punta de la nariz; el cálido aliento de su joven amante mientras le desprendía los botones de la camisa y un poquito más ardiente besaba su cuello y la nuez. Abrió los ojos y vio la boca más húmeda y dulce que jamás hubiera visto en sus dieciocho años de edad. Le acarició el cabello dorado y la atrajo hacia su propia boca abierta, anhelante, sedienta; recorrió con su lengua cada papila, cada dientecillo, cada gota de saliva, cada colina y cada arroyuelo de ese golfo de almíbar y sales de mar. La acostó tiernamente y mientras le daba mil pequeños besitos le fue abriendo los botones de la blusa al mismo tiempo que ella le quitaba su camisa a los tirones, jadeando. Se descubrieron mutuamente por un par de minutos; Nahuel, de piel cobriza, pecho lampiño y musculoso. Mary, de cutis color del sonrojo, de senos erguidos, pesados, perfectos, con rosas aréolas de ostras rosadas y botones marinos de rojo coral.
Poco a poco entrecerró sus ojos cuando sintió que ella le besaba suavemente la tetilla derecha mientras él trataba de abrir su pollera escocesa. Nahuel besó una de las gemas y luego la otra, indeciso, sin saber cuál elegir; se decidió y comenzó a succionar como si fuera un famélico niño perdido que encuentra por fin a su madre que siempre anheló. Mary desabrochó torpemente sus pantalones y los bajó como pudo hasta las rodillas, arrastrando también los calzoncillos de abrigo. Tenía los cabellos negros de su hombre entre los dedos y rasguñaba su nuca. Le fue llevando la cabeza al otro pecho y al rato, suspirando y sin palabras por fin se entregó.
-¡Tañi Millaray!9 -musitó el mestizo, pero luego llevó el dedo índice a su boca:
- Shssss... Te quiero, te quiero como nunca quise a nadie en mi vida.
Y acariciando su piel besó su vientre y su pubis, un vergel dorado cuidando la perla, con sabor a mieles de algas marinas. De pronto se irguió y se miraron nuevamente. El la conoció desnuda cómo perfecta sirena; y ella vio por vez primera la potencia viril del anhelado amante deseado en todos sus sueños insomnes.
Nahuel sólo dijo:
-No te voy a lastimar, mi amor...
* * * * *
8 Guenechén // Ngenechén: Ser Supremo; Dios; “Gobernador Celestial” mapuche.
9Tañi Millaray: Mi flor de oro; fragante, agradable.
-Chapa... después te cuento... Chapa... es divina... rubia... tiene unos ojos azules, azules como... como... el azul de mi cielo, Chapita... como la... como la camiseta que ... usa el Sergio...
-Shsss... No hablés huevón... No tragués aire que después te duele... ya viene el médico.
-¿Por qué está tan oscuro, Chapa? ¿Quién está haciendo tanto... ruido? ¿Es el cultrún de la Machi, abuela?... Abu... Mailén... ¿Te gusta la Mary, Má?... ¿Me sale... mucha sangre, Papá?
-Callate, indio bruto. ¡Pero qué sangre ni sangre!... ¡Mirá, mirá, allá viene el doctor!
-Abrazame, querida... ¡Tengo mucho frío!... Mary... decile... al Chapa... que es como mi herma...
-Ya sé, Negrito, ya sé que soy tu hermano... ¿Viste que no soy alcahuete?... No... ¡No te me mueras así, Nahuel! ¡¡Noo, boludo!! ¡¡Nooo!! ¡¡Hijos de mil puta y la puta madre que los parió!!
El Chapa desesperado quiso tapar con sus manos las heridas, pero los orificios eran muy grandes.
La sangre brotaba entre sus dedos y caía a chorros sobre la turba congelada, regando esa tierra distinta, tan lejana, pero eternamente nuestra, con el mismo color plata. Despojada de la mar, castigada por los gélidos vientos y la escarcha de la sal; yerma, donde no crece el ombú, donde no galopa el potro ni sobrevuelan los cóndores. Donde no hay surcos de arado, ni maizales, ni parrales... Pero si pudiéramos oír... sshsss… sshsss... el golpeteo de las olas removiendo los guijarros suena como grave melodía de cultrún con el parche protegiendo el hechizo. El que soñó la Machi en su niñez, cuando su gente acampaba por los pagos del Tandil: que una semilla - una solita entre tantas - hoy hallara tierra fértil. Una simiente regada con néctares del amor; de una pasión tan fuerte como grande es el destino. Un solo abrazo bastó para que ese germen brotara y creciera firme y sano, como si lo hubieran derramado sobre el humus de la pampa.
Un solo germen de trigo - pelo negro, ojos azules - entre tantas cruces blancas.
-¿Qué hacés, mapuche? - Preguntó “el Chapa”, su compañero del 7° Regimiento de Infantería.
-No daba más, Chapa... perdoname...
-¡Andá, qué suerte que tenés, indio porrudo! ¡Por lo menos vos te la encontrás! Contestó su compañero mientras escudriñaba el mar desde la rendija dejada por las chapas con redes y turba que ocultaban la trinchera. Estaba aterido, con ojeras azules y los labios agrietados por el blanco viento helado.
-Sí… medio indio. Pero los colores del pueblo mapuche ahora están siempre al lado de la celeste y blanca… ¡¿Y vos que te llamás Kulvietis?! ¡Ni sabés de dónde vino tu abuelo! ¿Lituania? ¡Ni figura en el mapa!
-¿Y el Sergio? ¡Ese está jodido! ¡Bannon de apellido y abajo del uniforme tiene la camiseta del Diego! ¡Encima está esperando a uno de los piratas - quizás con su mismo nombre - para cagarse a tiros! ¡Por lo menos que le toque un gurka!
-¿Y el Tuku?2 ¡Mi hermano guaraní! Ayer cuando empezaron los cañonazos se paró con su grito de sapukái:
-¡Principito ladrón! ¡Vení que te espera un correntino! ¡Devolvé mi Malvina´ porá!
-¡La puta, qué frío que hace!
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-¡¡Los Jarrier, carajo, los Jarrier!! ¡¡Despertarse, soldado!! ¡¡Sargento, las baterías antiaéreas!!
¡¡Vamos, mierda, vamos!! ¡¡Los Jarrier!! ¡¡Carguen y disparen!! ¡¡Arriba, cabo!!
Los Sea Harriers pasaron rasantes a tal velocidad que ni siquiera los vieron, solamente los oyeron cuando ya estaban a varios kilómetros de distancia. Atacaron algo que explotó; pero ellos nunca supieron cuál blanco fue destruido, ni cuántos compatriotas murieron. A los cinco minutos solamente las gaviotas alocadas chillaban de avidez en medio de un silencio sepulcral.
-¡Presente, mi cabo! - se escuchó desde una trinchera. -¿No hay mate cocido, mi cabo?
-¡Ni mate ni galleta carajo, aguante como un macho! ¿O quiere que nos descubran por el humo?
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1Nahuel // Nahel: Tigre.
2 Tuku: Langosta - (Sobrenombre guaraní por “come mucho” como la langosta).
Pasaban los días y Nahuel sentía calambres y lacerantes dolores en las pantorrillas y los pies por tenerlos mojados y estar parado durante horas en la misma posición. Sufría languidez en el estómago por falta de comida y un vacío en los intestinos debido al natural temor humano ante los reiterados bombardeos de los barcos ingleses. Además una desazón en su razonamiento le impedía comprender cuál era el plan de batalla, qué general los dirigía, con qué armas se defenderían cuando el enemigo desembarcara y su duda más grande: ¿Por qué algunos coroneles o capitanes siempre tenían cigarrillos y parecía que nunca sufrían hambre? ¿Conocerían realmente el frío?
Tomó una decisión. Levantó el techo camuflado de la trinchera y le dijo a su compañero:
-Ahora vuelvo, Chapa...
-Cuidate, Negro...
Nahuel salió arrastrándose unos cuantos metros. Los que lo vieron pensaron que iba a defecar entre la mata de pajonales, pero el mestizo siguió avanzando como una lagartija. Al alejarse del campamento pudo erguir su cuerpo y seguir corriendo entre agachado y parado, o arrojarse al suelo algunos minutos para continuar a la carrera nuevamente. Su meta era un galpón de chapas grises que se divisaba no muy lejos. Al acercarse observó la casa de familia que estaba oculta por el depósito. El silencio lo asustó, pero al erguirse bien parado y atisbar, logró ver un rebaño de ovejas cuidado por un hombre y sus perros, sobre una lomada distante.
Oyó un cacareo de gallinas dentro del cobertizo y la saliva le inundó la boca. Abrió la puerta con sumo cuidado y se alegró cuando no escuchó ningún chirrido que lo delatara. Dentro del galpón lo primero que sintió fue la tibieza, la falta de viento y frío. Acostumbró su vista a las tinieblas y distinguió algunas cajas, pasto seco, pilas de turba, enseres agrícolas, y el alboroto cada vez más nítido de las aves. Habría diez gallinas dentro de un cerco y un gallo en un jaulón. Dejó caer el fusil, se quitó la campera, y entró sigilosamente en el gallinero aunque no pudo evitar el vocinglerío de las coloradas. Recogió tres o cuatro huevos frescos, salió, cerró, y se tiró en medio de un rincón. En un segundo los había cascado como le enseñó su abuela Mailén3 y los fue sorbiendo con placer. Se sintió muchísimo mejor y fue olvidando, poco a poco, en qué lugar se encontraba. Ingresando en una duermevela bienhechora escuchaba a su amada vieja india, contándole secretos mapuches, historias de los ancestros, leyendas de batallas anteriores a la Conquista del Desierto, sortilegios que únicamente lograba Quintuqueo,4 la Machi5 de su tribu, golpeando su cultrún6. Historias de su padre hablando con orgullo de su abuelo, de sus habilidades camperas, de lazos de cuero crudo... de tantos potros domados...
3Mailén // Mailen: Jovencita, niña, doncella.
4Quintuqueo // Kintuqueo: (Machi) Mujer que busca sabiduría, mujer con experiencia, dotada del don del saber, de las palabras del buen consejo y de la perfección.
5Machi: Mujer poseedora del conocimiento científico para relacionar las distintas “fuerzas” que le permiten mantener sana física y espiritualmente a las comunidades como a todos
los mapuches en general. Chamán. Curandera. Intermediaria entre la gente y el mundo de los espíritus.
6Cultrún // Kultrun: Instrumento musical membranófono. Su caja de resonancia se fabrica tradicionalmente de madera de canelo o de laurel, árboles sagrados de los Mapuches. El parche puede ser de cuero de potro, guanaco u oveja. La Machi “mete su canto” en el Kultrun, hacia el interior de la caja antes de tensar el parche, para dejar parte de su alma en él. Introduce además pequeños objetos sagrados (piedras, plumas, hierbas medicinales), que al sacudirlos suenan como si se tratara de una sonaja. Sobre el parche se dibujan diferentes símbolos que representan el Universo Mapuche.
De pronto despertó sobresaltado. Una adolescente estaba parada frente a sus pies mirándolo con los ojos desorbitados de terror. Nahuel se paró de un salto diciendo:
- ¡No, no! ¡No te asustes!
Levantó sus brazos bien altos y con cuidado señaló el fusil tirado en el piso. Juntó sus manos en señal de ruego y luego las abrió en cruz como diciendo: - No tengo culpas, no soy dueño del odio ni la guerra, estoy solo en medio de toda la metralla, tenía mucha hambre...
-Al verlo sin armas la muchacha rubia se fue calmando, relajando, y sus ojos azules fueron tomando las originales dimensiones de zafiros.
Juntó sus dedos de la mano derecha y los movió “¿Qué está haciendo aquí? Esta es mi casa...”
El hizo el mismo gesto pero acercó y alejó la mano de su boca. “¡Hambre! ¡Comida!”
Y entonces ocurrió un hecho prodigioso: tal vez la flecha de un maravilloso duende de nalgas regordetas; tal vez los recuerdos de su abuela convocando el ánima de la Machi, que invisible, cantando una impalpable letanía en dulces letras de Dungún,7 produjo la misma hechicería que antaño sufrió su tatarabuelo blanco en el Centro de Inmigrantes. La cuestión es que el mestizo observó un evento que le trastocó la mollera. Simplemente estaba parada delante de sus narices Mary Kent, hija de Jimmy Kent y Anna York, auténticos kelpers de las Falklands. Para colmo de males, cuando terminaron los gestos, la niña lo miró, apenas dibujó una sonrisa y le dijo:
-I´m Mary...
-Yo soy Nahuel Farías, argentino, hijo de gauchos y caciques mapuches. ¡Y esta también es mi Mapu!.
* * * * *
El bombardeo comenzó al día siguiente a la misma hora. Y en el mismo momento que concluyó, Nahuel abandonó la trinchera y llegó ansioso y agitado a encontrarse con Mary.
También en esta reunión el destino se hizo el tonto, dejó que los chicos se hablaran a los guiños, a las señas y de esta mezcolanza de letras y de muecas naciera un rescoldito. Sólo faltaba el amor para encenderse en fogata
El soldado a las dos horas abrió con cautela la puerta de zinc, le dio un beso a la niña en la mejilla y regresó corriendo agazapado.
* * * * *
El tercer día amaneció con un sol tan radiante como sólo brilla en la Argentina. Ni una nube en el cielo, apenas el ronco griterío de algún pájaro marino. Amainó un poco el viento por lo que calmó un tanto el frío, pero no cayó ninguna bomba: los ingleses seguro que estaban tramando alguna nueva maldad.
Nahuel cepilló sus dientes y se lavó la cara con agua helada de un recipiente.
7Dungún: El hombre blanco llama a la naturaleza y a todas sus cosas o partes de “un todo” como Cosmos, Mundo, o Universo. Para el Mapuche ese universo es Mapu: Territorio y Ché (Ce) es el hombre o gente que la habita. Y Mapu-Dvngun (Dungún) (Zugun) es el lenguaje que utiliza para comunicarse con el territorio, sus partes y los otros hombres.
Desprendió su campera, subió la tricota y se restregó el cuello y las axilas. Cerró el abrigo, bajó los pantalones hasta los muslos y tiritando se lavó la ingle y sus partes.
-¡Che, Negro! ¡Vení!
-¡¿Eh?! ¿Qué pasa?
-¿Adónde estás yendo vos todas las tardes? ¿Te crees que no me di cuenta?
-Chapa, por favor, ¡no me vas a delatar! Cuándo vuelva te cuento... apretame fuerte la mano... ¡Ojo, Chapa, que es un secreto! Es un secreto divino... ¡Es el ángel más dulce que he conocido en mi vida! ¡Y mirá en qué lugar la vengo a encontrar, hermanito! ¡Me la regalaron La Virgencita y Guenechén!8
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Ya había comido dos huevos, y bebido un té caliente con unas galletas marrones. Estaba quieto, con los ojos cerrados, tirado sobre una manta y sosteniendo la mano de Mary sentada en cuclillas a su lado. De pronto, sintió un suave beso en su mejilla, otro en los párpados, en su oreja, en la punta de la nariz; el cálido aliento de su joven amante mientras le desprendía los botones de la camisa y un poquito más ardiente besaba su cuello y la nuez. Abrió los ojos y vio la boca más húmeda y dulce que jamás hubiera visto en sus dieciocho años de edad. Le acarició el cabello dorado y la atrajo hacia su propia boca abierta, anhelante, sedienta; recorrió con su lengua cada papila, cada dientecillo, cada gota de saliva, cada colina y cada arroyuelo de ese golfo de almíbar y sales de mar. La acostó tiernamente y mientras le daba mil pequeños besitos le fue abriendo los botones de la blusa al mismo tiempo que ella le quitaba su camisa a los tirones, jadeando. Se descubrieron mutuamente por un par de minutos; Nahuel, de piel cobriza, pecho lampiño y musculoso. Mary, de cutis color del sonrojo, de senos erguidos, pesados, perfectos, con rosas aréolas de ostras rosadas y botones marinos de rojo coral.
Poco a poco entrecerró sus ojos cuando sintió que ella le besaba suavemente la tetilla derecha mientras él trataba de abrir su pollera escocesa. Nahuel besó una de las gemas y luego la otra, indeciso, sin saber cuál elegir; se decidió y comenzó a succionar como si fuera un famélico niño perdido que encuentra por fin a su madre que siempre anheló. Mary desabrochó torpemente sus pantalones y los bajó como pudo hasta las rodillas, arrastrando también los calzoncillos de abrigo. Tenía los cabellos negros de su hombre entre los dedos y rasguñaba su nuca. Le fue llevando la cabeza al otro pecho y al rato, suspirando y sin palabras por fin se entregó.
-¡Tañi Millaray!9 -musitó el mestizo, pero luego llevó el dedo índice a su boca:
- Shssss... Te quiero, te quiero como nunca quise a nadie en mi vida.
Y acariciando su piel besó su vientre y su pubis, un vergel dorado cuidando la perla, con sabor a mieles de algas marinas. De pronto se irguió y se miraron nuevamente. El la conoció desnuda cómo perfecta sirena; y ella vio por vez primera la potencia viril del anhelado amante deseado en todos sus sueños insomnes.
Nahuel sólo dijo:
-No te voy a lastimar, mi amor...
* * * * *
8 Guenechén // Ngenechén: Ser Supremo; Dios; “Gobernador Celestial” mapuche.
9Tañi Millaray: Mi flor de oro; fragante, agradable.
-Chapa... después te cuento... Chapa... es divina... rubia... tiene unos ojos azules, azules como... como... el azul de mi cielo, Chapita... como la... como la camiseta que ... usa el Sergio...
-Shsss... No hablés huevón... No tragués aire que después te duele... ya viene el médico.
-¿Por qué está tan oscuro, Chapa? ¿Quién está haciendo tanto... ruido? ¿Es el cultrún de la Machi, abuela?... Abu... Mailén... ¿Te gusta la Mary, Má?... ¿Me sale... mucha sangre, Papá?
-Callate, indio bruto. ¡Pero qué sangre ni sangre!... ¡Mirá, mirá, allá viene el doctor!
-Abrazame, querida... ¡Tengo mucho frío!... Mary... decile... al Chapa... que es como mi herma...
-Ya sé, Negrito, ya sé que soy tu hermano... ¿Viste que no soy alcahuete?... No... ¡No te me mueras así, Nahuel! ¡¡Noo, boludo!! ¡¡Nooo!! ¡¡Hijos de mil puta y la puta madre que los parió!!
El Chapa desesperado quiso tapar con sus manos las heridas, pero los orificios eran muy grandes.
La sangre brotaba entre sus dedos y caía a chorros sobre la turba congelada, regando esa tierra distinta, tan lejana, pero eternamente nuestra, con el mismo color plata. Despojada de la mar, castigada por los gélidos vientos y la escarcha de la sal; yerma, donde no crece el ombú, donde no galopa el potro ni sobrevuelan los cóndores. Donde no hay surcos de arado, ni maizales, ni parrales... Pero si pudiéramos oír... sshsss… sshsss... el golpeteo de las olas removiendo los guijarros suena como grave melodía de cultrún con el parche protegiendo el hechizo. El que soñó la Machi en su niñez, cuando su gente acampaba por los pagos del Tandil: que una semilla - una solita entre tantas - hoy hallara tierra fértil. Una simiente regada con néctares del amor; de una pasión tan fuerte como grande es el destino. Un solo abrazo bastó para que ese germen brotara y creciera firme y sano, como si lo hubieran derramado sobre el humus de la pampa.
Un solo germen de trigo - pelo negro, ojos azules - entre tantas cruces blancas.
Nota: Es importante mencionar que los Mapuches no han adoptado un alfabeto unificado o estandarizado de su idioma, de tal forma que los trabajos de investigación sobre la escritura y gramática aborigen están hechos sobre la base de distintos alfabetos. En este caso el autor Alonqueo se basó en el Alfabeto y Gramática del Reverendo Padre Félix José de Augusta. Asimismo, para mayor comprensión los autores escribieron los nombres castellanizados como también su versión en lengua Mapu-Dungún.
Junín - Buenos - Aires - Argentina
Contacto: batuque7@ciudad.com.ar
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