La Pomeña
Eulogia Tapia es una coplera que actualmente vive en un puesto de campo en La Poma del norte de Salta. Detrás de sus ojos hay un recuerdo y detrás de esa zamba, una entrañable historia que un lejano día vivió.
Aquella vez, sobre el filo el carnaval, en el boliche "La flor del pago" en una mesa disfrutando de un vinito estaba Manuel Castilla. Cuando en ese momento entró Eulogia con su caja bajo el brazo, su cara salpicada de harina y sus diezysiete jugleros años. Y entonces empezó el contrapunto con Manuel en un ir y venir de coplas donde todo era poesía. Un diálogo musical donde debería ganar quien no perdía inspiración. De esa forma, y mientras pasaban las horas y llegaba la nohe, sacaron todo su ingenio de adentro, hasta que Castilla "no tuvo más que decir", según atestigua el cantinero.
Había triunfado Eulogia.
Bajo la mirada atónita del poeta la joven pomeña salió por la puerta para desatar su caballo rumbo "a las casas". No sea que su padre "me sorprenda en el boliche".
Al día siguiente, Castilla que no había asumido su derrota, fue a buscar a Eulogia a su rancho, en donde fue muy mal recibido por su padre don Joaquín "que era más bravo que el cardón".
Al día siguiente, frente a dos vinitos, Manuel Castilla junto al "Cuchi", terminaban la zamba, un verdadero himno salteño cantado en toda América.
Hoy Eulogia, de avanzada edad, se convirtió en una leyenda que deambula por los caminos del norte. Y a pesar de la popularidad de su nombre sus cosas no han cambiado. Cada mañana, apenas asoma el sol, ella sale de su humilde rancho de adobe para ordeñar sus cabras y seguir cortando el trigo de su pan. Llegado el mediodía, saca unas hojitas de coca de su bolsillo y matea con su marido, mientras trata de encontrar un nuevo secreto en las flores de alfalfa que cubren su territorio.
Eulogia Tapia en la Poma
al aire da su ternura
Si pasa sobre la arena
iba pisando la luna
El trigo que va cortando
madura por su cintura
Mirando flores de alfafa
sus ojos negros se azulan
El sauce de tu casa
te está llorando
porque te roban Eulogia
carnavaleando
La cara se le enharina
la sombra se le enarena
Cantando y desencantando
se le entreveran las penas
Viene en un caballo blanco
las cajas en sus manos tiembla
y cuando se hunde en la noche
es una dalia morena
Letra: Manuel J. Castilla
Música: Gustavo "Cuchi" Leguizamón
Buenos Aires
Contacto: juan.tefuisteporlaletra@gmail.com
Aquella vez, sobre el filo el carnaval, en el boliche "La flor del pago" en una mesa disfrutando de un vinito estaba Manuel Castilla. Cuando en ese momento entró Eulogia con su caja bajo el brazo, su cara salpicada de harina y sus diezysiete jugleros años. Y entonces empezó el contrapunto con Manuel en un ir y venir de coplas donde todo era poesía. Un diálogo musical donde debería ganar quien no perdía inspiración. De esa forma, y mientras pasaban las horas y llegaba la nohe, sacaron todo su ingenio de adentro, hasta que Castilla "no tuvo más que decir", según atestigua el cantinero.
Había triunfado Eulogia.
Bajo la mirada atónita del poeta la joven pomeña salió por la puerta para desatar su caballo rumbo "a las casas". No sea que su padre "me sorprenda en el boliche".
Al día siguiente, Castilla que no había asumido su derrota, fue a buscar a Eulogia a su rancho, en donde fue muy mal recibido por su padre don Joaquín "que era más bravo que el cardón".
Al día siguiente, frente a dos vinitos, Manuel Castilla junto al "Cuchi", terminaban la zamba, un verdadero himno salteño cantado en toda América.
Hoy Eulogia, de avanzada edad, se convirtió en una leyenda que deambula por los caminos del norte. Y a pesar de la popularidad de su nombre sus cosas no han cambiado. Cada mañana, apenas asoma el sol, ella sale de su humilde rancho de adobe para ordeñar sus cabras y seguir cortando el trigo de su pan. Llegado el mediodía, saca unas hojitas de coca de su bolsillo y matea con su marido, mientras trata de encontrar un nuevo secreto en las flores de alfalfa que cubren su territorio.
Eulogia Tapia en la Poma
al aire da su ternura
Si pasa sobre la arena
iba pisando la luna
El trigo que va cortando
madura por su cintura
Mirando flores de alfafa
sus ojos negros se azulan
El sauce de tu casa
te está llorando
porque te roban Eulogia
carnavaleando
La cara se le enharina
la sombra se le enarena
Cantando y desencantando
se le entreveran las penas
Viene en un caballo blanco
las cajas en sus manos tiembla
y cuando se hunde en la noche
es una dalia morena
Letra: Manuel J. Castilla
Música: Gustavo "Cuchi" Leguizamón
Buenos Aires
Contacto: juan.tefuisteporlaletra@gmail.com
2 comentarios:
Hermosa historia. Gracias por compartirla, querido Osvaldo.
Mi abrazo
Analía
Bella historia y muy bien contada. Me trajo nostalgias de esa hermosa provincia, donde viví durante algún tiempo...
La zamba también es muy hermosa.
Gracias!
Saludos
Maribe
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