domingo, 20 de diciembre de 2009

Marta  Pizzo

Tangueras ocultas de la Ciudad

(Sentimientos de una mujer que escribe tangos HOY)

Está llamando a mi puerta.
Sin pedirme permiso, se mete en mi agonía, en mis sueños, en mis ganas, en mi melancolía.
Me mira de reojo y mete un guiño. Me chamuya, me incita.
Pasea su presente por el riel de mi historia. Me conmueve, me mueve, me grita, me provoca.
No pregunta, no finge, me agita en el retruco y yo... tengo mis cartas.
Pero resulta claro que el género me pesa; me dijeron que es “macho”; tanto tragar mandatos, resulta improcedente que me meta en sus filas...
Y la psicología de los que hicieron prensa, me prensa la sabiola y quiere hacer la suya: Que el Tango es masculino, singular, sustantivo, las más veces... pasado.
Se acepta el desafío. Se produce el reencuentro.
En la Ciudad Oculta, a plena luz del día, se teje alguna historia que hace girar la rueda.
Y las minas ocultas, en ocultas ciudades, de ocultas inclusiones, pintamos los colores que nos hacen palomas, mariposas veladas con rebelión de locas, como esas Madres grandes que nos dejó la Plaza.
Detrás de tanta mierda dibujando el presente, les daremos batalla las perlas invisibles. Contaremos historias después de haber parido, de haber limpiado casas y preparado cenas.
Más allá de la escoba, la franela y las ollas, un cuaderno dormido nos prestará sus hojas, y el vuelo será en lápiz quien mostrará el camino.
Porque suena a mentira que los hombres no lloran, que el músculo domina y que hay que tener huevos.
Con el amor a cuestas, con la bronca del día, con la filosofía de haber cambiado cacas y aprendido las reglas, se huele en los andenes, en las calles mugrientas, en múltiples barriadas, que está sonando el río.
Se acepta el desafío de mostrar con las letras, con la hidalga herramienta que nos da la palabra, que el Tango nos incumbe.
Y manos a la obra pincelamos los versos, y andaremos de fiesta por la doliente urbe, rebelando pasiones, acariciando esperas, denunciando terrores vestidos de cordero, piqueteando miserias. Enamorando amores, tragando desengaños, cabalgando por nubes que juegan de ilusiones.
Aquí estamos señores, con el Tango en el Alma, para que el pentagrama se llene de sentidos, y vibren las milongas al compás mujeriego del cantar de las rosas.Bienvenido a mi espera Tango, que te estaba esperando como un hada sedienta, como amante sin velo.
Buenos Aires. Argentina

2 comentarios:

Analía Pascaner dijo...

Querida Marta:
Me dio gusto leer tu texto. Bello comienzo.
Un saludo cordial
Analía

Anónimo dijo...

CAPITÁN RUFINO SOLANO: SU ACCIÓN, ORÍGENES DE AZUL Y OLAVARRÍA.-
Este muy particular militar, recordado como “El diplomático de las pampas”, desplegó inigualables acciones en favor de la paz, la libertad y la vida en la denominada “frontera del desierto”, en el siglo XIX. Mediante estas acciones, haciendo uso de un trato proverbial con el aborigen, consiguió redimir personalmente a centenares de mujeres, niños y otros prisioneros, de ambos bandos, movido por una notable y especial consideración hacia el género, encarnado en la lacerada figura de la cautiva. Asimismo, se destacan entre sus acciones, el haber evitado sangrientos enfrentamientos por medio de sus prodigiosos oficios de mediador, pactando numerosos acuerdos de paz y de canje de prisioneros con los máximos líderes indígenas, como Calfucurá, Namuncurá, Catriel, Pincén, entre muchos más. Más allá de las rectas condiciones humanas y morales con que se hallaba dotado este militar, sus amplios conocimientos y capacidad para comunicarse con la lengua y el alma del indígena, habían sido adquiridos por pertenecer a una familia fundadora de la ciudad de Azul y por la radicación y funciones que desempeñó su padre en toda la zona.
El capitán Rufino Solano actuó bajo el mando de jefes militares tales como Ignacio Rivas, Benito Machado, Francisco Elías, Álvaro Barros, entre otros; también lo hizo bajo órdenes directas de Adolfo Alsina, Martín de Gainza, Márcos Paz y de las más altas figuras políticas del país. Además de ello, fue lazo y nexo imprescindible en tareas de evangelización y salvamento de personas realizadas por la Iglesia, prestando estrecha y activa colaboración al Padre Jorge M. Salvaire, denominado “El misionero del desierto y de la Virgen del Luján”, fundador de la Gran Basílica de Nuestra Señora del Luján y fue ineludible interlocutor entre los caciques y el Arzobispado de la ciudad de Buenos Aires, en la persona del Arzobispo Dr. León F. Aneiros, llamado “El Padre de los Indios”. También respondió ante numerosos requerimientos de instituciones sociales y desesperadas solicitudes de particulares.
Toda esta tarea la realizó en beneficio de la población de Azul y de otras incipientes localidades de la Provincia de Buenos Aires e incluso de provincias aledañas. Entre otras significativas intervenciones del capitán Rufino Solano, se cuentan la de haber formado parte de los cimientes que dieron origen a la actual ciudad de Olavarría y de otras localidades vecinas.
Esta plausible labor el capitán Rufino Solano la llevó a cabo durante sus más de veinte años de carrera militar y aún después de su retiro hasta su muerte, en 1913. Actualmente obra en la Legislatura de la Pcia. de Buenos Aires, un proyecto de ley para declararlo Ciudadano Ilustre de dicha provincia.-