Seduce-me (poemas), de Cynthia Rascovsky (Buenos Aires) Argentina. 71 pág. ISBN 978-987-1846-06-1 Ediciones El Mono Armado (Buenos Aires). 2011 34 Ambiciono tutelarte proveerte de mesetas y vertientes. Saciar cada estampa de tus pasos adyacentes. Caminar por tus llanuras y regarte en cada selva. Bañarte de arco iris y de mares evacuados. Residir en cada bosque de tu flora a mi habla. Recorrerte en cada extremo de tu lecho encendido. Culminar sin territorios sin meridianos ni hemisferios. Adquirir la misma geografía y bebernos los océanos, todos Cynthia Rascovsky Cynthia Rascovsky : Nació en Buenos Aires (Argentina). Poeta Participó en talleres literarios y parte de su producción publicada en medios gráficos de habla hispana y a través de distintos sitios de Internet Tiene inédito un libro de poesía gótica Publicó: Seduce-me (poesía) Contacto: lorecinthia@hotmail.com
miércoles, 26 de diciembre de 2012
Seduce-me (poemas), de Cynthia Rascovsky (Buenos Aires) Argentina. 71 pág. ISBN 978-987-1846-06-1 Ediciones El Mono Armado (Buenos Aires). 2011 34 Ambiciono tutelarte proveerte de mesetas y vertientes. Saciar cada estampa de tus pasos adyacentes. Caminar por tus llanuras y regarte en cada selva. Bañarte de arco iris y de mares evacuados. Residir en cada bosque de tu flora a mi habla. Recorrerte en cada extremo de tu lecho encendido. Culminar sin territorios sin meridianos ni hemisferios. Adquirir la misma geografía y bebernos los océanos, todos Cynthia Rascovsky Cynthia Rascovsky : Nació en Buenos Aires (Argentina). Poeta Participó en talleres literarios y parte de su producción publicada en medios gráficos de habla hispana y a través de distintos sitios de Internet Tiene inédito un libro de poesía gótica Publicó: Seduce-me (poesía) Contacto: lorecinthia@hotmail.com
jueves, 20 de diciembre de 2012
Carlos Barbarito
Pero el agua se quema y el aire...
…un daimon nos concede el don de ver por entre las grietas del mundo…
Franz Marc
Pero el agua se quema y el aire
reniega de su condición de aire,
y lo ancho se angosta
y lo breve parece extenso
cuando, de pronto, falla la palabra
y apenas queda un trozo de queso
que, de tan rancio, ni las ratas lo roen.
A la deriva en el seco mar
del largo naufragio;
andaremos desnudos
entre hierbas altas
que no nos dejarán ver
a derecha e izquierda.
A la deriva el azul y la melodía,
el vértigo, el cristal,
la mancha, insectos y hexagramas,
la esfera armilar,
lo bello natural, el autogoce objetivado.
Y allí, en cualquier parte,
aunque haya yo
puesto la mano en un muro,
en el lomo de un libro,
en una espalda y en un papel
en blanco o con un pasaje de la Comedia,
el insomnio, la doble hélice, la gravitación,
la tipografía del mundo
que se borra de a poco,
no importa si Coleridge,
Galileo, Joni Mitchell,
Linus Pauling, un anónimo,
yo mismo, el tiempo.
(de "Paracelso y otros poemas" (inédito) )
Carlos Barbarito: Nació en Pergamino, Buenos Aires, Argentina
Publicó : Poesía quebrada, Teatro de lirios, Éxodos y trenes, Páginas del poeta flaco, Acerca de las vanguardias, Caballos y otros poemas, Parte de entrañas, El peso de los días, La luz y alguna cosa, entre otros
Contacto: barbarito3@hotmail.com
Justina Cabral
Escarcha y noche
Rosas de viento,
noches sin fondo,
cielo sin día,
luna de polvo.
Cuerpo flotando
sobre la muerte,
musgo en la sangre
que el agua bebe.
Almas sin alma
buscando nido,
frentes cubiertas
de refucilos.
Inciertos mundos
que no respiro
y otros tan ciertos
y tan finitos.
¡Un universo
que siento vivo
al trote llega
en un suspiro!
Justina Cabral ; Nació en Mar del Plata (Bs As), Poeta, escritora y diseñadora . Participa con sus trabajos en antologías grupales, páginas web, diarios, revistas y programas radiales
Publicó: Dulces y Limón
Contacto:
justina.cabral@live.com.ar
Germán Daffunchio
![]() |
Letras en el rock argentino
Esperando el milagro
Las Pelotas
Voces de noche
dicen que ya no importa
de donde venís
si tenes dinero
podras alimentar
junto a la miseria
vive el hombre
Sin darse vuelta
lejana intuición
porque tenías razon
dentro del palacio
los jueces se ríen de vos
de repente descubrimos algo.
Esperando el milagro
de creer que un día
llenarás la fuente
cambiarás tu vida
Sobre la cornisa
Sobre la cornisa.
Esperando el milagro
suspirando penas
casi sin aliento ni fe
pasarás los días
sobre la cornisa
sin saber por donde
suspirando penas
casi sin aliento.
dicen que ya no importa
de donde venís
si tenes dinero
podras alimentar
junto a la miseria
vive el hombre
Sin darse vuelta
lejana intuición
porque tenías razon
dentro del palacio
los jueces se ríen de vos
de repente descubrimos algo.
Esperando el milagro
de creer que un día
llenarás la fuente
cambiarás tu vida
Sobre la cornisa
Sobre la cornisa.
Esperando el milagro
suspirando penas
casi sin aliento ni fe
pasarás los días
sobre la cornisa
sin saber por donde
suspirando penas
casi sin aliento.
(del CD: Esperando el milagro (2003)
Germán Daffunchio:
Nació
el 8 de septiembre de 1961, es un músico argentino, actual vocalista y
guitarrista de la banda argentina Las Pelotas. Anteriormente fue
guitarrista de la mítica banda Sumo.
Antes de su carrera como músico, fue marino
mercante. En 1981, conoció al cantante Luca Prodan a través de su cuñado,
Timmy McKern. Junto a él y Alejandro Sokol formó Sumo, en la que tocaba la
guitarra. Tras la muerte de Prodan y la disolución de la banda, en 1987
formó el grupo Las Pelotas junto a Alejandro Sokol, del que actualmente es
líder y único cantante tras la partida de Sokol.
Leyendas Argentinas
![]() |
La Leyenda del Isondú
(inspirada en una leyenda post-hispánica de origen incaico)
por Silvia Loustau
El
Isondú es el bichito de luz. Sí, ese que alumbra alegremente las noches de
verano. Pero para
que comprendan bien esta leyenda les voy a contar quien era Tupac Amarú.
Descendiente de los Incas nació en 1740. Fue educado en los mejores colegios
Jesuitas que había en Perú, pero eso no evitó que Tupac creciera con una
gran sensibilidad hacía su verdadero pueblo, los indios, los mestizos. Así
fue que ante las injusticias cometidas por los españoles, Tupac y su
compañera Micaela, seguido de gran parte su pueblo, enfrentaron al invasor
para que la tierra fuese devuelta a sus verdaderos dueños. Tupac fue
cruelmente vencido y cruelmente ejecutado en 1781. Desde entonces comenzó
a circular esta leyenda.
Después que Tupac Amarú fue ejecutado muchos de sus hombres fueron tomados
prisioneros por los españoles. Entre ellos eligen a cuarenta de los
principales, los más inteligentes, los mejores y escondidos entre las
sombras de la noche los atan uno a uno, como formando una cadena los atan
pierna con pierna. así encadenados los llevan por los sinuosos caminos que
se abren en los altos Andes. El caminar de aquellos cuarenta indígenas era
lento. Dificultoso. Al amanecer todos le piden a Inti(el dios Sol ) que los
proteja. Pero la cuesta durante el día parece cada vez más empinada, la sed
les reseca la boca, los cuerpos de aquellos valerosos guerreros se va
debilitando por la falta de agua y de alimento. Pero
ni un quejido sale de su boca. Sí, la cuesta era empinada más ellos
caminaban con la frente alta, como buscando en el cielo un mensaje que sólo
ellos sabrían descifrar.
Las sombras del atardecer acarician las laderas de las montañas. Un aire tenue, violeta envuelve a esos cuarenta hombres que continúan el camino azuzados por los españoles. Inti acaricia con sus rayos a cada uno de ellos y ellos parecen interpretar esa caricia sobre sus cuerpos morenos y agotados. En el oscuro azul de aquel cielo brilla el lucero y después muy fuerte la Cruz del Sur, ellos la miran y una plegaria silenciosa los vuelve a unir .
Los españoles hacen un alto, encienden fuegos, comen y beben, a los prisioneros les dan un poco de agua y apenas unos puñados de maíz cocido. Allá arriba, en lo alto de los Andes, junto a las fogatas que titilan los españoles van quedando dormidos, apenas tres o cuatro guardias custodian a los cuarenta prisioneros que siguen atados pierna con pierna. De repente una luz parece envolver esa fila humana . Una luz brillante, verde esmeralda, amarillo maíz, azul aguamarina. Luces. Luces. Luces.Los guardias se asombran, se asusten, los otros españoles se despiertan. Entonces, frente a ellos empieza a volar un bichito de luz . Una luz que parece transmitir un mensaje. De pronto, uno, dos tres...cuarenta bichitos que titilan, que dan más luz a la noche.Los guardias gritan. Los prisioneros han desaparecido. Sólo quedan las cadenas. Es que cada uno de ellos había recibido el toque de Inti y la bendición de la Cruz del Sur. Se habían convertido en el Isondú, el bichito de luz que desde entonces surca el cielo de nuestra América llevando el mensaje de la libertad.
Las sombras del atardecer acarician las laderas de las montañas. Un aire tenue, violeta envuelve a esos cuarenta hombres que continúan el camino azuzados por los españoles. Inti acaricia con sus rayos a cada uno de ellos y ellos parecen interpretar esa caricia sobre sus cuerpos morenos y agotados. En el oscuro azul de aquel cielo brilla el lucero y después muy fuerte la Cruz del Sur, ellos la miran y una plegaria silenciosa los vuelve a unir .
Los españoles hacen un alto, encienden fuegos, comen y beben, a los prisioneros les dan un poco de agua y apenas unos puñados de maíz cocido. Allá arriba, en lo alto de los Andes, junto a las fogatas que titilan los españoles van quedando dormidos, apenas tres o cuatro guardias custodian a los cuarenta prisioneros que siguen atados pierna con pierna. De repente una luz parece envolver esa fila humana . Una luz brillante, verde esmeralda, amarillo maíz, azul aguamarina. Luces. Luces. Luces.Los guardias se asombran, se asusten, los otros españoles se despiertan. Entonces, frente a ellos empieza a volar un bichito de luz . Una luz que parece transmitir un mensaje. De pronto, uno, dos tres...cuarenta bichitos que titilan, que dan más luz a la noche.Los guardias gritan. Los prisioneros han desaparecido. Sólo quedan las cadenas. Es que cada uno de ellos había recibido el toque de Inti y la bendición de la Cruz del Sur. Se habían convertido en el Isondú, el bichito de luz que desde entonces surca el cielo de nuestra América llevando el mensaje de la libertad.
(de: Cuentos para Gurises por Silvia Loustau)
Silvia Loustau: Nacida en Mar del
Plata (Bs As). Argentina. Escritora, traductora, y coordinadora de Talleres
Literarios.
Contacto:
syllous@yahoo.com.ar
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Raúl Pérez Arias
La libertad de tus ojos
Me embriagó
la noche del hastío
con su copa hecha añicos.
Otra espera que no me espera
y levanté el asfalto
para buscar la memoria,
aquella sombra furtiva
que me llevaría hasta el refugio
de tu última mirada.
No son sueños de cemento
mi pasado
ni camino por el alero
de un edificio en llamas.
Pero quiero que sepas
que siempre estoy al límite
desde que Buenos Aires
me robó la libertad de tus ojos.
(del
libro: La inmovilidad de los ruidos)
Raúl
Pérez Arias: Buenos. Aires 1956. Poeta, escritor y difusor
cultural.
Publicó: Sixtina a Grecia (cuadernillo
-poemas); Qué y otras circunstancias (poemas); La inmovilidad de
los ruidos (poemas); Antología Mundial de Poesía Siglo
XXI- digital-España 2012; Antología autores de La Matanza
subsecretaría de Cultura de La Matanza 2012
Edita en la actualidad la revista El Mirador
de la Cultura.
Contacto:
raul_perezarias@yahoo.com.ar
Dichos Populares (II)
A CADA CHANCHO LE TOCA SU SAN MARTÍN
Alude al 11 de noviembre, día de San Martín de Tours, patrono de Buenos Aires, que se celebraba comiendo lechón. Significa que a todos les llega en algún momento la compensación por sus buenos o malos actos.
MÁS LOCA QUE UNA CABRA
Los corderos, una vez destetados, siguen mansamente a su madre, en cambio los cabritos se disparan a los saltos hacia el monte y su pobre madre se vuelve loca tratando de ubicarlos. De allí lo de 'más loca que una cabra' o 'está rechiva'.
HASTA QUE LAS VELAS NO ARDAN
Se originó en los prostíbulos, en épocas en que no existía la luz eléctrica y los relojes eran objetos de lujo. La madama le entregaba al cliente una o varias velas, según lo pagado. Cuando se consumían, el turno había concluido, esto es, había sexo 'hasta que las velas no ardan'.
NO QUIERE MÁS LOLA
Es 'made in Argentina'. Lola era el nombre de una galleta sin aditivos que a principios del siglo XX integraba la dieta de hospital. Por eso, cuando alguien moría, se decía: 'Este no quiere más Lola'. Y, desde entonces, se aplica a quien no quiere seguir intentando lo imposible.
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Dichos Populares (II)
Libros
Ediciones El Mono Armado (Buenos Aires). 2011
34
Ambiciono tutelarte
proveerte de mesetas y vertientes.
Saciar cada estampa
de tus pasos adyacentes.
Caminar por tus llanuras
y regarte en cada selva.
Bañarte de arco iris
y de mares evacuados.
Residir en cada bosque
de tu flora a mi habla.
Recorrerte en cada extremo
de tu lecho encendido.
Culminar sin territorios
sin meridianos ni hemisferios.
Adquirir la misma geografía
y bebernos los océanos, todos
Cynthia Rascovsky
Cynthia Rascovsky : Nació en Buenos Aires (Argentina). Poeta
Participó en talleres literarios y parte de su producción publicada en medios gráficos de habla hispana y a través de distintos sitios de Internet
Tiene inédito un libro de poesía gótica
Publicó: Seduce-me (poesía)
Contacto: lorecinthia@hotmail.com
jueves, 20 de septiembre de 2012
Juan Burghi
Muerte de un árbol
Juntando años en paciente espera
logró sumar, al fin, un siglo entero.
Tenía el cuerpo enorme de un gigante
y el aire paternal de un buen abuelo.
(No sé por qué creímos que esa espera
la prolongaba para que lo viéramos...).
Por un azar llegamos a su lado,
justo cuando lo estaban abatiendo.
-"¡Señor, Señor, clamamos angustiados:
detén el brazo que destruye un sueño,
que eso es un árbol,
un soñar permanente con el cielo,
y un árbol como éste es imposible
reemplazar de nuevo;
que no es obra de los hombres,
sino Tuya y del Tiempo...!".
Declinaba la tarde;
no fue escuchado el ruego.
Inexorable, el hacha mantenía
su latido funesto,
y el árbol se quejaba a cada golpe,
y la tarde gemía en cada eco,
y el sol en el ocaso
cerró de prisa su ojo por no verlo.
De pronto, oyóse un crujido agrio
como un desgarramineto,
y el árbol, ya vencido
cedió como atraído por un vértigo,
se volcó en un derrumbe estrepitoso,
y dentro de nosotros cayó muerto...
Juntando años en paciente espera
logró sumar, al fin, un siglo entero.
Tenía el cuerpo enorme de un gigante
y el aire paternal de un buen abuelo.
(No sé por qué creímos que esa espera
la prolongaba para que lo viéramos...).
Por un azar llegamos a su lado,
justo cuando lo estaban abatiendo.
-"¡Señor, Señor, clamamos angustiados:
detén el brazo que destruye un sueño,
que eso es un árbol,
un soñar permanente con el cielo,
y un árbol como éste es imposible
reemplazar de nuevo;
que no es obra de los hombres,
sino Tuya y del Tiempo...!".
Declinaba la tarde;
no fue escuchado el ruego.
Inexorable, el hacha mantenía
su latido funesto,
y el árbol se quejaba a cada golpe,
y la tarde gemía en cada eco,
y el sol en el ocaso
cerró de prisa su ojo por no verlo.
De pronto, oyóse un crujido agrio
como un desgarramineto,
y el árbol, ya vencido
cedió como atraído por un vértigo,
se volcó en un derrumbe estrepitoso,
y dentro de nosotros cayó muerto...
Juan Burghi :
Nació en 1899 en Montevideo,
Uruguay, en el "Rincón del Cerro".
El poeta cerrense habló alguna vez de su lugar natal como del sitio "de los variados panoramas geográficos".
Se radicó en Argentina desde 1907, e hizo de esta su tierra, donde cultivó amistades como la de Leopoldo Lugones, y allí vivió y fundó su hogar.
El poeta cerrense habló alguna vez de su lugar natal como del sitio "de los variados panoramas geográficos".
Se radicó en Argentina desde 1907, e hizo de esta su tierra, donde cultivó amistades como la de Leopoldo Lugones, y allí vivió y fundó su hogar.
En 1970 recibió el "Laurel de Plata" como poeta, galardón que asignaba el
Rótary Club de Buenos Aires a aquellas personalidades que por sus méritos
humanos y los logros obtenidos en sus empeños científicos, artísticos,
técnicos, culturales, pudieran ser señalados públicamente.
Falleció en 1985
Falleció en 1985
Publicó: Zoología Lírica ~- Motivos de Pájaros ~- Pájaros nuestros ~- El
paisaje y su voz ~- Madre-Tierra (1921) ~- Luz en la Sierra
(1936) ~- Oro de Otoño (Poesías) ~- Motivos de Árboles ~- Aves Nuestras
Agradecemos el
envío de este poema al, Dr. Aldo Bazar, uno de los tantos vecinos de Huinca Renancó y de tantos pueblos pequeños del interior de nuestro
país, preocupados ante la mano destructora del hombre, produciendo estragos
irreparables a nuestra Madre Naturaleza.
El poema de Juan
Burghi, como dice Aldo:
Dedicado a nuestros casi centenarios Eucaliptus, vencedores de mil batallas
contra los vientos y víctimas siempre del hacha/motosierra de los
mercantilistas, para los que todo negocio es bueno.
Gracias Aldo, por vuestro valioso aporte.
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Ignacio Castro
Juan, el que hacia llover.
Bailaba, sintiéndose triste y miraba sin
ver. Su vida era una orgía de sentimientos, desvalidos casi imperceptibles
pero seguros. En oportunidades se anclaba en vanidades y hacia que el aire
le supiera a húmedo. Sabía respirar, sabia respirarse la vida. Así andaba
buscándose la moneda sin tratar demasiado, sin desearla.
Corriendo la suerte, siempre de atrás,
alcanzándola en etapas. Era feliz de a ratos y sus ratos eran eternos. Se
sabía solo pero rodeado de gente que lo amaba, todos eran sus hijos. Nació
un día de lluvia quizás por eso sabe hacer llover, pocas veces, solo cuando
llora o esta demasiado triste se bebe el agua salada de sus lagrimas y en
algún rincón del universo esto desencadena en una garua finita pero
persistente que moja la tierra, nada más.
Así era Juan, callado, tímido y
persistente y mágico. Su gran sueño iba adelante como una zanahoria y el iba
siguiéndolo, eso lo hacia caminar hacia un horizonte definido y alcanzable,
al menos eso creía. Digo, era persistente en sus ideales, hablaba cuando era
necesario y no gastaba sus palabras que eran sus tesoros. Cuando hablaba
sentenciaba, juzgaba y no jodía. Eso le trajo más de un problema, a el, y
más de una solución a muchos.
Juan era, digo porque murió,
desaparecido. Su cuerpo jamás se encontró. Es NN. Dicen que lo arrojaron al
mar desde un avión militar. Dicen. También aseguran que mientras caía al
vacío, con los brazos abiertos y su cara hacia el cielo, comenzó a llover,
despacito, como el sabia hacerlo. Que el verdugo-piloto miró una vez más y
vio a Juan que reía. Abajo mientras el caía, junto a sus gotas el cuerpo se
explotó en el mar y se hizo agua salada.
Jamás nadie encontró el cuerpo. Solo
quedó de el una foto oscura, aparecida en algún diario. Parece ser que se lo
trago la dictadura, como a otros miles. Tenia 26 años y era soñador nato. Su
mayor pecado fue ir por la izquierda en un mundo al revés, ese no silencio
lo llevó a la muerte física.
El avión se alejo, pero el piloto aun no
puede dejar de pensar en ese cuerpo cayendo explotando en agua. Hasta el día
de hoy tiene la risa de Juan clavada en su almita, la lleva con el a todos
lados y cuando recuerda, también llora lagrimas de Juan, y despacio el
universo se abre, y caen. Una a una las gotitas que mojan la tierra, como
recuerdos, como ejemplos de vida.
Ignacio Castro: Nació en Huinca Renancó (Córdoba).
Argentina. Periodista.
Contacto:
igcastro27@yahoo.com.ar
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Libros
Es la soledad un muro de salitre
que la lengua lame.
Un corset que ciñe hasta ahogar.
Cuatro paredes que hacen faltar el aire.
Horno que hizo del llanto un cauce vacío.
Todo la aprisiona. Si el corazón crepita,
le enseña el silencio
su oficio de callar.
Como sombra avanza hacia los huesos.
Coloco en la trampa un terrón de luz.
Busco una fisura,
una grieta por donde su voz reclame.
Una viga que apuntale el cielo
mientras arrolla con el puño las paredes
el viento que mis venas pujan.
Liliana Chávez
Liliana Chávez: Nació en Deán Funes (Córdoba), y reside en Córdoba Capital. Narradora y poeta. Creadora y conductora del programa "Luna de Pájaros", que se emite todos los lunes por Fm Activa 105. de la ciudad de Córdoba Publicó: Sobre lo baldío (poemas)
Contacto: lily.chavez2010@gmail.com
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El Gaucho
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Parece ser que la palabra gaucho deriva del término quechua "huachu", que
significa sin padres. Esta palabra se usó en las regiones del Plata,
Argentina, Uruguay y aún en Brasil, para designar a los jinetes de la
llanura o pampa dedicados a la ganadería.
El gaucho es una especie de vagabundo de la pampa, rústico y varonil que
sabe defender su honor y demuestra valentía en circunstancias de peligro Su
origen criollo proviene de la mezcla de sangre entre el español y el
indígena.
El gaucho luchó durante doscientos años contra las hostilidades de los
indígenas y la tierra. Forjó un espíritu noble y osado. Vivió nómada, sin
apegos ni prejuicios, cantó su rebeldía y amó la libertad. Nunca tuvo
patrones y se ganó el sustento trabajando en el campo. Hábil jinete y
criador de ganado se caracterizaba por su destreza física, su altivez y su
carácter reservado y melancólico.
Realizaba casi todas las faenas a caballo, animal que era su mejor compañero
y toda su riqueza. El lanzamiento del lazo, la doma, el rodeo de hacienda y
las travesías, eran llevadas a cabo por los jinetes que hacían del caballo
su mejor instrumento.
Del conquistador recibe el caballo y la guitarra; del indio, el poncho, la
vincha, el mate y las boleadoras. El refrán es su forma típica de respuesta.
"Cortito como patada e' chancho"
"Atravesau como trote e'cuzco"
"Se defiende como gato panza arriba"
"Quedó como hormiguero patiao"
"Más pegau que estampilla en sobre viejo"
Si bien en el sur argentino los gauchos mostraban cierta indisciplina, en el
norte de Argentina de principios del siglo XIX tuvieron un papel distintivo,
ya que tuvieron un trascendental desempeño militar en las luchas por la
independencia de España. Este se dio particularmente en la frontera con el
Alto Perú. Su lucha fue descripta y recordada épicamente por Leopoldo
Lugones como La Guerra Gaucha
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Simón Esain
Paraíso
Como un tambor.
Oí el galope como a un tambor.
Casi corriendo salí al patio, porque también oí que me nombraba cierto apodo
en desuso, olvidado:
- ¡Chulengo! ¡Chulengo! -
La voz del hermano menor de mi madre, su voz joven, entusiasta como cuando
se preparaba a contarnos una gran mentira, me anunciaba junto con su
presencia, visos de lo que encontraría al salir; inmediato; cierto o no.
En cuanto terminara de abrir los ojos.
Pude disfrutarlo viéndolo sofrenar su ‘tostado’ al borde de la penumbra de
los paraísos, alta la mano del rebenque, pañuelito verde ondeando, camisa a
cuadros, riendas y apero sacudidos bravamente hasta rozar las orejas del
animal. Lo vi saltar al piso, sonriente, tomarme por la cintura, levantarme
sobre el recado caliente con algunos abrojos en la lana del cuero,
urgiéndome a seguirlo sin soltar palabra. Le brillaba la punta de la nariz
tanto como las pupilas. El bigote rubio relucía encima de su sonrisa de
delfín; no le faltaban dientes en la boca ni un solo cabello a su cabeza (su
cabeza rojiza que las muchachas solían acariciar ante mí).
Otro caballo tostado, idéntico al que acababa de prestarme, se nos puso a la
par, listo, resoplando de contento. Me dejó montado, pasó por debajo del
cogote del animal y estribó al paso, haciéndolo caracolear entre los postes
de la tranquera de la estancia, abierta a la callecita hacia el campo.
Al final del giro se acercó y sentí que me metía entre las manos unas
boleadoras avestruceras recién engrasadas.
Soplaba la brisa del norte. Lo primero que noté al salir. El viento del
galope era otro. Era como si la brisa abriera un claro más claro frente a la
casa, soplando desde el bajo con todos sus olores a laguna, y allá fuimos, a
todo galope, transportados por la alegría de los caballos, seguidos por tres
o cuatros perros caseros que esta vez no se quedaron atrás.
Cruzamos un maizal de soles repetidos, desgranados y extendidos sobre el
potrero del molino de las casas, mientras otro sol, más hundido en el cielo,
empapaba el oeste de la bóveda, inmenso y anaranjado, como si allá fueran
eternamente las seis de la tarde, deshojadas en un día de verano. La brisa
del norte, perfumada por la menta de los declives y las flores de los cardos
negros, nos acarició la piel. Abría surcos retorcidos pero blandos en las
cercanías. Permitía contemplar las lomas como nunca antes, a pesar del
vértigo que montábamos y nos arrebataba.
Ya no existían los alambrados. Los hombres de la familia los había deshecho.
Vi que habían quedado sonriendo sólo las filas de álamos, espinillos y
aromos que se amparaban junto a los hilos mientras unos crecían y los otros
eran extendidos y atendidos cada año.
Una manada de ñandúes como nunca había visto, en alto cientos de sus alas
despeinadas, corría entre los pastizales por delante de nosotros, y entre
sus patas y gambetas lucidas, cantidad de liebres y charabones se esforzaban
por imitarlos o seguirlos en la carrera. Mi padre, inclinado sobre el tuce
de su doradillo Chimango, me sonrió con una felicidad tranquila que nunca me
había demostrado ser capaz de gozar. Revoleó sus ‘tres marías’ al vernos,
con renovada fuerza, y las soltó. No hacia algún macho elegido ni al bulto
de unas hembras que escapaban apareadas, sino hacia el cielo, hacia lo alto
incendiado que invitaba. Y las bolas, lentamente girando, se unieron allá a
la serenidad de la luz, sin caer, para asombrarme. Para dejarme asombrado en
múltiples sentidos que me despreocupaban.
Mis otros tíos, juntos como antes, haciendo actuar sus caballos al unísono,
y mis otros hermanos varones a los que me reuní instintivamente, también mis
amigos montados en feroces petisos del pelaje que pidieran, revoleaban bolas
por sobre sus hombros, a quien más y mejor.
Así me descubrí a mí mismo, con mayor edad que ahora, corriendo a la par de
un padre también mayor, con naturalidad más echado hacia atrás en el recado,
lo que no por señorial es más fácil.
Ñandúes y ciervos colorados saltaban y volaban sobre aquel brazo del
Chelforó metido, que entraba por los potreros del fondo, formando como un
puente sobre el agua plateada, enrojecida. Nuestros caballos, entusiasmados
por la repercusión contagiosa del ámbito, a los que no nos resultaba
necesario guiar, pecharon el arroyo con tal ímpetu que modificamos el dibujo
que tenían sus barranquitas entre la cebadilla bruñida, intocada, recién
peinada y protegida del tiempo por la luz. Una blanda nube de mariposas
blancas, anaranjadas y amarillas, escapó del estruendo de los cascos en el
agua como otra gran salpicadura silenciosa.
Alcancé a ver niños desnudos bañandosé en otra panza del cauce. Otros que
jugaban con muñequitos de barro nos alzaron en brazos como si fuésemos de
juguete, nos depositaron más allá, entre los duraznillos florecidos, y
volvieron a tomar sus mazacotes de greda, que hubiéramos podido aplastarles.
Al otro lado del escenario del arroyito, hundidas hasta el ruedo de sus
polleras en la flor morada, muchas madres, hermanas y tías, nos alcanzaron
mate dulce y bandejas de tortas fritas calientes.
Nuestros ranchos ya no estaban separados, como vigilantes de cada propiedad.
Los patios se juntaban y acomodaban fondo con fondo, árboles con árboles,
cercos con cercos, retamas con ligustros, huerta con huerta, chiqueros con
corrales y gallineros con galpones. Nuestro patio ¡por fin! daba al patio de
los Arrechea, al de los Artignano, al de los Camino, de los Anza, de lo
Farías, a los tres patios de los Arce con el aljibe y las hortensias de la
abuela, al patio secreto de los García, de los Etchelet, los De Vincenti y
al querido patio de la mismísima Escuela Gral. Belgrano. Donde al pasar
volando a caballo no me sorprendí, sino que nos sorprendí a todos, todavía
jugando a la bolilla, hasta la maestra arrodillada, entusiasmada, buscando
culminar en hoyo.
Vi algo que me gustó unos minutos después de verlo. Nuestra troja, siempre
torcida o vencida por el peso porque papá le ponía pocos palos o la hacía
demasiado alta, no parecía tan tosca al formar una rueda con las otras
trojas, unas petisas, otras gordas, no tan altas, redondeadas o cuadradas y
panzonas, repletas de maíz. Ninguna estaba bien hecha pero se veían
hermosas, como siempre las habían visto cada uno de sus dueños.
El potrero del fondo en lo de Abuela, había recuperado su antigua condición
de mar, como cuando recién lo conocí. Así, abarcaba toda la luz del sol y
los resplandores de los soles menores que aparecían y rebotaban por donde
mirase.
Los montes de acacias y eucaliptos y las nubes estiradas, se mezclaban poco
a poco, de modo que toda clase de lunas manchaban los bamboleos del
horizonte. Sin volverme yo sabía que una luna casi llena, casi transparente,
casi humana, flotaba en el este aparecida por encima del aire y sus
temblores, y que esa noche nos reflejaría otra vez en las paredes
amarillentas de la casa.
Pedazos de cielos combinados venían a mirarnos como espejos cordiales.
Todo cuanto había ido siendo destruido y perdido mientras tratábamos de
vivir nuestras vidas, aparecía recuperado y mezclado, aquí y ahora.
Adivinaba y me reía. Sabía quiénes eran aquellos paisanos que corrían y
gritaban a lo lejos, aunque ningún ñandú cayera ni se derramara sangre
alguna. Los conocía a todos, reconocía sus caballos domingueros y hasta su
manera de galopear.
Vi las espaldas de Rafael Cortés. Por las espaldas y el pañuelo colorado
supe que era él. Reconocí entre la gritería su guturalidad indiana. Como si
las arreara, como si las desafiara, animaba a las manadas por delante de su
brazo diestro, cargado de boleadoras, lazos, lanzas y sogas paleteadas
Vi al tío abuelo Alejandro montado en su ‘Analcahuito’, resurrectos ambos,
ganosos todavía.
Recién entonces comprendí.
Detrás de nosotros, frente a cada casa, la luz se arquearía para
acariciarnos moral-mente al volver del paseo, al apearnos y desensillar,
para recibirnos de nuevo como merecíamos.
Uno a uno habíamos ido alcanzando la novedad consagratoria. Habíamos venido
agregándonos entre el festejo mutuo, igual que sucedió en cada principio. No
queríamos que ninguno quedara afuera. Hoy apenas había sido el momento de mi
turno.
De mi confortamiento.
Tuve ganas de que esa noche asáramos corderos enteros bajo los paraísos.
Pensé que mientras la comida estaba lista, jugaríamos a las escondidas entre
esquinas y chispas. Esta vez agregaría mis propios cuentos a los de los
demás hombres. Sí. Me animaría.
Más tarde, niño y no niño, risas y puteadas, jugaría a la lotería de
cartones sentado a una mesa muy larga, más larga aun que la de los abuelos.
Allá, en las cabeceras de humo y penumbra, cerca del brasero, estarían
ellos, en irrenunciables parejas, convidados con el primer mate, con la
primera tajada de todo.
Esa noche podría gritarles o hacerles una señal cuando me nombraran. Cuando
supieran de mí, me recordaran y preguntaran por mí. Tal vez me pidieran que
me pusiese de pie para verme mejor.
Sentí que me brotaba el primer aullido de alegría, pero que ¡por fin! no
pudo despertarme.
¡Por fin! Este era nuestro paraíso.
Simón Esain:
Nació en Maipú, reside en Chascomús (Bs
As): Argentina
Publicó: Indignación de Noviembre, Mayo
de 1989, Musa Interventora , El Momento de Ahogarse, Las Malvinas y
Otros Sueños , Enero y Otros Meses, I, II, III , Setiembre y Otros Meses I,
II, Setiembre Naif, El Problema de Bembi ,Toque a la Mano de Bronce
Contacto:
simonesain@hotmail.com
Dichos Populares
LA YUTA
La palabra YUTA devino en lunfardo para hacer mención del policía (poli, rati o cana) y tiene dos versiones del origen: una es de cuando la policia recorrian o patrullaban a pie y de a 2 (la yunta), salían 'en yunta'. Y la version que mas me gusta es que en los conventillos los inmigrantes italianos, ante un ilícito pedían 'Aiuta, Aiuta...!' pidiendo Ayuda, y luego esto por extensión se transformó en 'ahí viene la iuta' o 'viene la yuta'
La palabra YUTA devino en lunfardo para hacer mención del policía (poli, rati o cana) y tiene dos versiones del origen: una es de cuando la policia recorrian o patrullaban a pie y de a 2 (la yunta), salían 'en yunta'. Y la version que mas me gusta es que en los conventillos los inmigrantes italianos, ante un ilícito pedían 'Aiuta, Aiuta...!' pidiendo Ayuda, y luego esto por extensión se transformó en 'ahí viene la iuta' o 'viene la yuta'
AL TUN TÚN
Con la expresión 'al tun tún', los paremiólogos no se ponen de acuerdo: para unos deviene de 'ad vultum tuum', que en latín vulgar significa 'al bulto', y para otros, es una voz creada para sugerir una acción ejecutada de golpe. De cualquier forma, hoy 'al tun tun' indica algo hecho sin análisis ni discriminación.
Con la expresión 'al tun tún', los paremiólogos no se ponen de acuerdo: para unos deviene de 'ad vultum tuum', que en latín vulgar significa 'al bulto', y para otros, es una voz creada para sugerir una acción ejecutada de golpe. De cualquier forma, hoy 'al tun tun' indica algo hecho sin análisis ni discriminación.
PONER LOS CUERNOS
Del 'derecho de pernada' que se dice le asistía al señor feudal en la Edad Media, derivó lo de 'poner los cuernos'. Antes de acostarse con la novia, el caballero colgaba en la puerta una ornamenta de ciervo para advertir que nadie entrara so pena de ser decapitado. Mientras tanto, el marido llamaba orgulloso a sus vecinos para mostrar que su señor le había puesto los cuernos.
Del 'derecho de pernada' que se dice le asistía al señor feudal en la Edad Media, derivó lo de 'poner los cuernos'. Antes de acostarse con la novia, el caballero colgaba en la puerta una ornamenta de ciervo para advertir que nadie entrara so pena de ser decapitado. Mientras tanto, el marido llamaba orgulloso a sus vecinos para mostrar que su señor le había puesto los cuernos.
miércoles, 20 de junio de 2012
Agradecemos
A Noelia Gallego, coordinadora, y ex integrantes
del Taller Literario de la Biblioteca Popular Sarmiento, dictado juntamente
con la Secretaría Municipal de Cultura de Huinca Renancó durante el 2011
, por permitirnos reproducir y difundir trabajos de la antología "Palabras
mas", publicados en los últimos tres números de nuestra revista.
Felicitamos
A la poeta y escritora de Río Ceballos (Córdoba)
Argentina, Susana Lobos Mayorga, por la obtención del "Cacique Sitón 2012",
máximo galardón que otorga anualmente la Institución Cultural Internacional
"América Madre" (AMA),
en el marco de los encuentros de escritores
americanos durante el mes de abril que se realizan durante el mes de abril,
en la localidad serrana de Santa María de Punilla (Córdoba).
Esta distinción, se concede a a
poetas, escritores y distintas personalidades vinculadas con la cultura ,
que trabajan por la” Integración de los Pueblos por la Paz”, objetivo
general de dicha institución
3ª Edición de Certamen Literario "Pueblos
Ranqueles 2011"
Organizado y convocado por el Ipem 144 "Dr
Dalmacio Vélez Sarsfield de la ciudad de Huinca Renancó (Córdoba) Argentina,
y la revista literaria "Mapuche"
Poesía
Premio "Pueblo Ranqueles
2011": Adriana Roelof - San Francisco (Córdoba) Argentina
1ª Mención : Celia Perdigues - Arroyo
Dulce - (Buenos Aires) Argentina
2ª Mención : Eva Crástore - Rivadavia
(Mendoza) Argentina
Narrativa
Premio "Pueblos Ranqueles 2011" - Marta
Díaz Petenatti - Elortondo (Santa Fé) Argentina)
1ª Mención: Graciela Vespa - Godoy Cruz
(Mendoza) - Argentina
2ª Mención: María Consuelo Álvarez
(Buenos Aires) Argentina
Jurados del certamen, las poetas y
escritoras: Graciela Nasif, Lourdes Arévalo y Juana Dangl, miembros del
Concejo Directivo, y además de la Comisión Nacional de Letras de S.A.L.A.C
(Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias)
Los galardonados, serán notificados con debida
anticipación de la fecha, hora y lugar de entrega de premios
El Ipem 144 "Dr Dalamacio Vélez
Sarsfield y Revista Literaria Mapuche, felicita
a todos ellos y esperan contar con vuestra presencia en el acto de
premiación.
Carlos Norberto Carbone
Ese hombre
(a Pablo Marrero)
Uno soporta la intemperie
del mundo
sin saber casi nada
afuera, los ojos de la noche
tiritan contra los
ventanales
inofensivos hombres deambulan
con sus penas grandes
otros hunden sus colmillos
sin perder el sueño.
Uno es un barco
y su pecho un océano
entonces
construye la fábula del mar
y enciende la lámpara
para que nadie se confunda.
Ese hombre
es un puerto
y en su rostro sobrevive
la memoria.
(del libro: Áspid )
Carlos Norberto Carbone: (1959). La Matanza . Buenos Aires . Argentina
Publicó: Poesías para decir presente (1982), En la huella del hombre (1986), Antes que el viento se apague (1989), Variaciones sobre la noche y otras oscuridades (1999), Bodegueros del diablo (2004), Doce ciudadanos + uno (2008), Áspid (2001), entre otros. Dirigió junto a Pablo Marrero, la revista electrónica "La bodega del diablo"
Contacto: ccarbone71@gmail.com
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Carlos Noberto Carbone
El extraño
Unos cuantos años después que yo naciera, mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población. Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia.
El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.
Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia; en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial.
Mis padres eran instructores complementarios:
Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer.
Pero el extraño era nuestro narrador.
Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias.
El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia.
¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro!
Llevó a mi familia al primer partido de fútbol.
Me hacia reír, y me hacía llorar.
El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba.
A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. (Ahora me pregunto si ella habrá rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.)
Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa… Ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase. Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacia que papá se retorciera y mi madre se ruborizara.
Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol. Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente.
Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas.
Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo. Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos.
Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño.
Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permaneció en nuestro hogar.
Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio.
No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía...
¿Su nombre?
Nosotros lo llamamos Televisor...
¡Ahora tiene una esposa que se llama Computadora y un hijo que se llama Celular!
(Texto anónimo que llegó a nuestra revista, a través de un lector)
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