En todo México, aún en las más humildes
rancherías o poblados pequeños, existe la tradición de romper una
piñata durante la fiesta de celebración del cumpleaños de algún
niño; pero reviste particular importancia gustosa, pegarle a la piñata
hasta quebrarla, en las fiestas que se celebran llamadas
posadas.
El origen de estas divertidas
tradiciones, tiene bases religiosas. Al arribar los conquistadores
españoles, encontraron que nuestros antepasados indígenas eran
idolatras, pues adoraban Dioses en figuras de piedra, o barro, que
identificaban con elementos naturales como el sol, la luna, la lluvia,
la tierra, aunque también a otros Dioses crueles como el de la Guerra.
Para obtener favores y simpatía de esos
Dioses, realizaban ofrendas que incluían flores, comida, quema de
inciensos, y también sacrificios humanos. Lo que provocó el horror y el
temor de los conquistadores; al hacerse acompañar en el viaje de frailes
pertenecientes a órdenes religiosas, estos de inmediato se avocaron a
propagar la fe católica que era la que ellos profesaban.
En la tarea de tratar de difundir las
nuevas formas religiosas para adorar a Dios, encontraron por parte de
los indígenas fuerte resistencia, lo que no es de extrañar, pues lo
primero que hicieron los conquistadores, además de someterlos
brutalmente, fue derribarles las antiguas pirámides que utilizaban como
templos y construir encima de ellas las iglesias católicas con
campanarios, el símbolo de la cruz, colocar santos de la cristiandad,
etc. Aunado a castigar con violencia, a los indígenas a quienes
sorprendían realizando antiguas practicas religiosas.
Pese a castigos y prédicas de todo tipo,
los indígenas se mostraban reacios a aceptar la nueva fe. Con
paciencia, y el prolongado contacto en la impartición de enseñanzas para
realizar la manufactura de artesanías, trabajar el cuero y otros
materiales, los religiosos fueron conociendo las costumbres que tenían
los naturales como llamaban a nuestros antepasados; y así lograron irse
enterando y descubriendo antiguas leyendas que ellos ya tenían como
practicas previas a su llegada y que les resultaban gratos; Así
descubrieron la leyenda de Quetzalcóatl (el viejo sol) quién durante el
solsticio de invierno nos visitaba y previo a esas fechas se preparaban
ofrendas y festejos en su honor que culminaban el 26 de Diciembre; por
otro lado los Mayas tenían un juego que consistía en llenar una cazuela
de barro con chocolate y con los ojos vendados trataban de romperla.
Esto le sugirió que tal vez estas
prácticas podrían adaptarse dentro de su catequesis, y al recurrir a
medios conocidos, facilitaría su aceptación entre los naturales para
convencerlos de adoptar la fe católica.
Así se origina en nuestro país las
festividades de las posadas, que no es otra cosa que recrear durante los
días comprendidos entre el 16 y el 23 de Diciembre, el trayecto de José
y María de Nazaret a Belén.
Como todos sabemos encontraron
dificultades en el alojamiento, de tal suerte que tuvieron que
resguardarse en un pesebre en donde se presentó el nacimiento de Jesús.
Esto en la práctica se inició con una
fiesta que se celebra en un determinado espacio habitado, con la
participación de algunas personas asistentes a la reunión. Se colocan
algunas en el exterior de una vivienda con la puerta cerrada, mientras
cargan unas pequeñas estatuas de barro que representan a San José y la
Virgen, entonan cánticos pidiendo posada para pasar la noche y aliviar
el cansancio de la virgen; en tanto otras personas desde el interior
cantan negándoles el acceso, alegando sentir temor por asaltos, etc.
Todo culmina cuando un posadero(vecino)
piadoso decide dejarlos utilizar el pesebre pieza única desocupada y
esto marca el inicio de una fiesta en la que además de comer y beber se
baila y se trata de festejar por anticipado el nacimiento del niño
Jesús.
Dentro de este tiempo y espacio de
recreación se rompe una piñata, que regularmente contiene dulces
llamados colaciones, mandarinas, cacahuates, y pedazos de cañas de
azúcar.
Las piñatas nacen originalmente en china
en donde se utilizaban para propiciar buenas cosechas; la construían
adoptando la figura de un buey de papel, el cual quemaban lleno de
semillas de diferentes granos y las personas al final trataban de
recoger las cenizas para regarlas en sus tierras y propiciar buenas
siembras.
Llegan a Europa a través de Italia, en
donde las utilizan ya con un sentido religioso al formar parte de la
celebración de las fiestas de cuaresma, posteriormente los religiosos
españoles observando las prácticas de los Mayas con su cazuela de barro
llena de chocolate, enriquecen su presentación al forrar la cazuela con
vistosos papeles de colores que simbolizan lo atractivo que pueden
presentarse los pecados y adoptan como diseño una particular estrella
que tiene unidos 7 picos, los que representan la: soberbia, avaricia,
lujuria, ira, gula, envidia y pereza, o sea los 7 pecados capitales.
Se elige a un invitado o varios, para
tratar de quebrar la piñata, debiendo estar vendado de los ojos y
mediante un palo tratar de golpear la piñata hasta lograr romperla; esto
simboliza la fe ciega y la virtud que deberemos tener, para creer sin
tener que ver.
Cuando finalmente logra romperse una
lluvia de frutas y dulces (premios), bañan al exitoso combatiente
(contra los pecados) así como a los asistentes quienes gustosos se
abalanzan sobre estos.
Teniendo además este acto final, un
doble significado, pues al igual que la piñata, por mas que hallamos
sido victimas de los 7 pecados capitales y estos se encuentren
integrados a nosotros, una vez destruidos y alejados podremos liberar
bellos y dulces regalos ocultos en nuestro interior, para hacernos
felices a nosotros y a los demás
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